Haití, país con el que República Dominicana comparte una misma isla, ha venido durante décadas viviendo el desgaste y el deterioro de su institucionalidad.
Un pueblo echado al abandono por sus eternos saqueadores, los mismos que por siempre han generado las crisis económicas, sociales y políticas, llegando a orquestar secuestros, desordenes y magnicidios que profundizan aun más la desgracia que le sitúa como el país más pobre del hemiferio, resaltándole ante el mundo como un Estado fallido.
Nos preguntamos: ¿podría esa nación salir del oscuro laberinto en el cual las potencias, principalmente, Francia, Estados Unidos y Canadá le han introducido?
¿Dónde están esas voces de la solidaridad internacional, dónde están los «líderes mundiales» que simulan querer paz para el mundo y que los pueblos vivan dignamente?
¿Por qué razón se olvidan de Haití?
¿Acaso las potencias del momento, y que en el presente son los que gobiernan el mundo, aún no le perdonan a Haití haberles enseñado a los pueblos oprimidos de América el sendero de la revolución para que se hagan libres, con su independencia, el 1 de de enero del año 1804? ¿O es harto capcioso preguntar si toda esta bestialidad se debe a que el saqueo total de los yacimientos minerales soterrados en su geografía es lo que sólo les importa a las referidas potencias?
Por otra parte, a Venezuela y el mundo les han vendido y promovido, vía las redes sociales y medios tradicionales que Nicolás Maduro es un dictador orquestado en el poder, montando una ola de descrédito de gran expansión; todo para que vuelva a estar de rodillas, y sea parte del patio trasero de la élite que se cree con derecho a decidir el destino de Latinoamérica y disponer de sus recursos naturales.
¿Cuál es el grado de sinceridad en las expresiones de muchos que inundan los medios de comunicación, presentándose como doctos en la geopolítica en este tramo de la historia? Y sobretodo, ¿será cierto que en nuestro país, los que mal nos han gobernado, y los que nos desgobiernan pueden pretender presentarse como dignos opinantes frente a lo que acontece en Venezuela o cualquier otro país también sumergido en la opresión?
Cosas disonantes, y absurdas por demás, indignados veremos.