Es una golosina líquida. Para degustar de ella, hay que dirigir el cañón a la boca y disparar. Cuando Mayra vio a los niños de su vecindario usarla, se acercó al grupo intentando disimular el espanto que le causó el juguete. Al preguntar a los niños que de dónde lo sacaron, la respuesta fue simple: “Lo venden en el colmado”, le dijeron.
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